Recorrer la huerta norte de Valencia es
una pura delicia como lo comprobamos hace poco con el grupo de Vera.
En ella se encuentra, junto a la
reconocida internacionalmente Universidad Politécnica, nuestra
“huerta de Valencia”, a un tir de pedra,
título de un reciente programa de TVE, uno de los suelos más
fértiles del mundo, con un sistema de regadío que perdura desde su
creación en el medievo y unas casas de labranza, conocidas como
alquería, que representan toda un ejemplo de convivencia con la
naturaleza. Visitada a menudo por escolares, se admiran de su paisaje visto previamente en fotos, que comparan a los más bellos de Europa.
Como afirma Carl Steinitz, profesor de Arquitectura del paisaje de la Universidad de Harvard, es un espacio único en el mundo y también de los pocos de su valor que no tiene un proceso uniforme de gestión y planificación.
Visita de escuelas |
Cultivos ecológicos |
Como afirma Carl Steinitz, profesor de Arquitectura del paisaje de la Universidad de Harvard, es un espacio único en el mundo y también de los pocos de su valor que no tiene un proceso uniforme de gestión y planificación.
En la
parte oriental, podemos ver
recuerdos del pasado religioso como la acequia y ermita de Vera y
degustar una paella en una de las alquerías, la de Carmen.
interior alquería valenciana, zócalo de azulejos |
ermita de vera |
La alquería de Mariluz, vecina a la nuestra, ofrece sus menús a precios módicos, con la oportunidad de compartir un paisaje que los niños comparan con el de Francia. También en la huerta de Alboraya se pueden recoger las verduras que luego entrarán en la paella y la ensalada y degustar horchatas en su propio lugar de producción.
En el vecino Cabanyal, debemos
mencionar una vez más, como recuerda el diario Levante, la aventura del botánico francés Félix
Robillard, que dio lugar a la primera integración de la industria en
el paisaje, una industria relacionada también con las flores,
hierbas y el perfume. Y es que a mitad del siglo XIX era una
aventura atravesar esta zona pantanosa, cuyos obstáculos se salvaban
en barca. La zona era un marjal. Esto sucedió hasta que el francés
Félix Robillard compró 361.526 metros cuadrados de terreno,
(110.800 en término de Valencia, la futura Malva-Rosa, y el resto de
Alboraia) con la idea de rehabilitar la zona. El jardinero y
botánico desecó el terreno y para ello utilizó varias especies
vegetales, entre ellas, grandes cantidades de "geranium
odoratissimun", la popular malva-rosa. Robillard dividió su
propiedad en tres grandes áreas: su casa de la calle San Rafael, la
fábrica de esencias, junto a la zona donde plantó sus especies de
aceites y perfumes, y la de jabón.
Este maestro hoy tiene una plaza dedicada donde llevó a cabo su actividad, junto a la residencia familiar que contaba con 22 habitaciones y un huerto de 6.848 metros, como relata el investigador y escritor Antonio Sanchis en su libro sobre la Malva-rosa. Su fábrica es la primera de esencias establecida en España y la primera de jabones tocador y perfumería establecida en Valencia".
Este maestro hoy tiene una plaza dedicada donde llevó a cabo su actividad, junto a la residencia familiar que contaba con 22 habitaciones y un huerto de 6.848 metros, como relata el investigador y escritor Antonio Sanchis en su libro sobre la Malva-rosa. Su fábrica es la primera de esencias establecida en España y la primera de jabones tocador y perfumería establecida en Valencia".
Al lado de la ermita de Vera, pudimos
observar de lejos la una finca conocida popularmente como El
Hort dels Misteris. El nombre corresponde al entorno pues
desde pequeños nos sorprendía esa vegetación densísima de
palmeras rodeada de un muro altísimo y con una alquería al fondo
que apenas se podía entrever con la imaginación que creaba toda
clase de fantasías. La alquería se conoce hoy como de Robillard,
residen varios descendientes del jardinero francés, entre ellos un
biznieto. La compraron hace 25 años a la Asociación de
Antiguos Alumnos de La Salle por asemejarse la finca que tuvo su
antecesor. El cartel es un homenaje que tributan a su
antepasado.
La alquería la mandó construir el fabricante de harinas y concejal del Ayuntamiento de Valencia, Vicente Tatay Mandingorra. El diseñador del jardín fue su yerno Francisco Garrido. El Padre Luis Fullana, que tenía buena relación con los Tatay, escribió en ese lugar la mayoría de sus obras y ofició misas en una capilla que hoy ya no existe.
JVN
Gracias por elegir Valencia,
visítala con nosotros
La alquería la mandó construir el fabricante de harinas y concejal del Ayuntamiento de Valencia, Vicente Tatay Mandingorra. El diseñador del jardín fue su yerno Francisco Garrido. El Padre Luis Fullana, que tenía buena relación con los Tatay, escribió en ese lugar la mayoría de sus obras y ofició misas en una capilla que hoy ya no existe.
el Hort dels Misteris con sus palmeras |
JVN
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