miércoles, 14 de noviembre de 2012

Parejas de Belugas oceanográfico e inteligencia cognitiva

 
El oceanográfico de Valencia cuenta con dos blancas ballenas beluga en su acuario del Ártico con forma de iglú de Laponia. Se llaman Yulka y Jairo.
El nombre de beluga deriva del vocablo ruso byelukha, que quiere decir blanco. Según “ecologistas en acción” entre 1999 y el el 2003 llegaron al oceanográfico estos dos belugas, Yulka y Kairo procedentes del acuario del “mar del Plata” y a su vez de Mosću, donde se encontraban en un centro de investigación.
Las belugas miden hasta cinco metros y pesan 900 kilos, tienen una cabeza graciosa y flexible, con una frente o “melón” arrugado sobre unos ojos de mirada inteligente, el torso sin aleta dorsal y una natación elegante, muchas veces de espaldas, mientras emiten variedad de sonidos acústicos.


La cabeza es la anatomía más estudiada de las belugas por su peculiar forma de comunicarse, con silbidos gañidos, chirridos, gorjeos y chasquidos, hasta 32 tipos de sonidos. Algunos son de galanteo, como suaves susurros, otros de enfado con chasquidos de la mandíbula y paladar. El biólogo Manuel Castellote explica este sistema de comunicación a la vez que su utilidad para pescar hasta 400 metros de profundidad al pasarse más 20 minutos sumergidas. La emisión de sonidos se facilita por la capacidad de girar el cuello unos 90º y la audición es aún más peculiar pues al carecer de oídos externos es la mandibular la que trasmite las vibraciones del sonido al oído interno que las descifra.(“Qué nos dicen las belugas”: Ideal.es, 15-11-2008)
Detectores de sonidos han sido desplegados en Alaska y Noruega para profundizar en el lenguaje de estas belugas. Pero, ¿tienen sentimientos y emociones cognitivas?

Si nos trasladamos al noroeste de Rusia, al menos saber apreciar la belleza y la danza de un cuerpo de mujer que se sumerge en apnea hacia las heladas heladas aguas del Mar Blanco. Allí, Natalia Avseenko se sumergió por primera vez para bailar con las belugas, en abril de 2011. ¿Responderían airadas o amistosas? La primera vez se sumergió “en húmedo” es decir en un traje que deja filtrar agua helada, rápidamente adaptada a la temperatura del cuerpo. La segunda vez sin traje, vestida de “Eva” con su pareja de amigas, macho y hembra, como las de nuestro oceanográfico de Valencia, pero en libertad. Según un ideario británico, podemos considerar la la escena con la premier de un ballet acuático singular y un diario británico la comparó con la ninfa de un cuadro prerrafaelista y la “donación de su cuerpo a la ciencia”.


Por otra parte, las belugas de nuestro oceanográfico de la ciudad de las artes viven una vida alegre hasta cierto punto.
En enero de 2009 fueron papás lo que supondría una alegría inmensa. Pero el gozo duró poco. La joven e inexperta mamá Yulka no se prestó a alimentar el bebé y la alimentación artificial no dio resultado por lo que el beluguita falleció a las 25 días. Pero según un informe de “ecologistas en acción” recogido asimismo en ecocéanos ya desde cinco años antes, junio de 2004 se observa un comportamiento especial en el macho, que algun psicólogo clínico calificaría claramente de “depresivo”. Como guía de turismo voy hasta tres veces a la semana a este acuario y Kairo se mantiene “justo a la entrada, flotando de cara a la pared, no se mueve, levemente la aleta caudal en algunas ocasiones, y así pasa las horas y los días.” Esta descripción la he comprobado decenas de veces. Dicen que el oceanográfico lo achaca a su avanzada edad. La hembra por su parte se mueve en círculos constantes, gira su hermosa cara hacia el cristal para saludar a los niños y guiña el ojo a las cámaras.
¿Qué opinas?¿Le afectó más al papá Kairo la pérdida del bebé beluga? ¿O añora los espacios abiertos del Mar Blanco de Rusia donde jugaría con Natalia Avseenko? ¿Tú qué harías?


No hay comentarios:

Publicar un comentario